martes, 21 de agosto de 2007

La niña

“Su madre dice que la niña, era hermosa cuando niña, que todos querían tomarla entre sus brazos, que querían darle besos... y le hacían gracias para que riera”.


Ahí está la niña, vestida de ángel. Con zapatos de charol, calcetines blancos, vestido vaporoso y chapecillos en el pelo. Jugando por entre las flores... cazando mariposas... con su muñeca pegada bajo el brazo... y corre... y juega... y se aleja de la casa. Una casa en el campo. Antigua, de adobe, oscura. Y están los olores de los animales. Los cerdos en sus cloacas, los perros, las gallinas picoteando de un lado al otro buscando semillas para echarse al buche. Una vez con sus hermanos, se sentó a jugar en un gran tronco de un árbol que derribó el viento, en un gran temporal. Bajo el tronco había una charca y desde ahí aparecían pequeños sapos de colores. Y ella jugaba a pillarlos... y los veía, amarillos, verdes, azules, saltando y huyendo hacia todas partes.

El campo era extenso, jugando, caminando y corriendo tras las mariposas, llegó a un lugar extraño. Casi en ruinas, un lugar sin techo, en cuyas paredes dormitaban las enredaderas. Ella miraba curiosa... cuando frente a ella vio un hombre... talvez un peón de la hacienda, talvez un campesino de las siembras. Llevaba una chupalla en su cabeza, para protegerse del sol de la tarde. Pero había algo que llamó la atención de la niña... aquel hombre, tenía el pantalón abajo y la miraba... entre sus dedos, tenía algo que ella jamás, había visto. Era una cosa de piel rosada que el sol iluminaba... él lo acariciaba mirándola... la niña estaba paralizada, no sabía qué hacer, sus cortos años le impedían razonar... el miedo le entorpecía el movimiento... pero despertó de su horror y salió corriendo... corría como una loca, sin rumbo, con su muñeca bajo el brazo... ensuciando sus zapatos de charol con el barro y el excremento de los animales y rasguñándose las piernas con la hierba seca que avanzaba a su paso. El miedo la hizo correr haciéndose el camino... y llegó a la casa oscura, donde su madre, conversaba sentada en una silla de mimbre... la niña se ubicó entre sus piernas y la abrazó, muy fuerte, buscando su refugio, sintiéndose segura y sin decir una palabra, desde ese momento, no quiso volver a jugar sola...

14 comentarios:

Dulcinea dijo...

Mire, es terrible lo que le pasó a esa inocente niñita a esa princesa, no hay cosa que me duela más que cuando lastiman a un niño. Viejo desgraciado, ahora bien si ese viejo fue un ñiño lastimado tb. es triste, pero de adulto uno sabe bien el camino que debe seguir aunque de chico mal la haya pasado.

Horror y una pena...

Claudia Castora dijo...

Conozco a una niña parecida perdida en el tiempo, tambien entre foresta, praderas y animales.
Solo que ella no alcanzó a arrancar.

Un beso

Porrita dijo...

me dio cosa leer, siempre ando pensando en mi hermana chica.

buenas letras x aqui, me dio gusto leerte de nuevo, la verdad yo ando 1/2 desaparecida, pero siempre es un placer visitar a una amiga.

abrazos.

PD. no estoy triste ni nada, solo fue un amigo equivocado

Luis Seguel Vorpahl dijo...

He regresado, un abrazo y perdona este indeseado silencio, buen escrito me gustó mucho. Saludosss

TORO SALVAJE dijo...

Durante un tiempo y por motivos laborales conocí muchísimos casos parecidos a los de tu relato, y todavía hoy cuando lo recuerdo siento náuseas, no lo superaré jamás.

Besos.

CARLOS dijo...

¡¡¡ COBARDE !!!


Naaaa una broma...

pero despues de grande te habras dado cuenta que hay ocasiones en que es mejor irse sola por ahì...

besos

Siempre dijo...

Triste, pero contado de manera hermosa.
Un abrazo amiga.

L.A. Rojas dijo...

gua
cuando vi el dibujo que acompañaba el relato, ni siquiera se me pasó por la cabeza de qué trataría. Menos cuando leí las primeras líneas.
Pero huyó....Pero creo que luego no contaría lo sucedido, por lo que seguirá en peligro.

Saludos!

Viv. dijo...

.."sin decir una palabra"; el tiempo se las liberará. Abrazo!

Claudia-Reikista dijo...

Paso agradecer su visita y contarle que me ha dado una muy buena idea para escribir un post, le avisaré cuando se concrete.

No todos los niños alcanzan a correr, ni todas las madres los acogen ni les creen.

Claudia-Reikista dijo...

Agustina
Como le había adelantado en mi comentario anterior, le cuento que ya se concretó.

Relato una experiencia que tuve de niña.

La espero por allá.

Claudia

El Toro de Barro editorial dijo...

Yo, como padre, hay ciertas cosas que nunca podré hacer, pero eso no quita para que muchas veces dude de cuál es la mejor manera de abordar las cosas. De otro lado, el modo literario en que has abordado la historia es muy adecuado: realmente, no tiene sentido ampliar con determinados recursos literarios -de cuño expresionista, por ejemplo- lo que ya es un drama por sí mismo. Me alegra de que no hayas escogido este camino, que sería el más fácil, pero el menos ancho para conducirnos a esa emoción literaria que, aun siendo distinta de las las emociones de la vida, no hacen otra cosa que ensancharlas.
Un saludo.
Carlos

TORO SALVAJE dijo...

Un beso Agustina.

MNB dijo...

¡Qué lindo empezó y qué terrible terminó!

¿A cuántas mujeres les habrá pasado lo mismo?

Dios libre de esos desgraciados a las chiquititas inocentes.