
—La propia muerte es un precio muy alto por una rosa roja —murmuró el Ruiseñor—, y la vida es dulce para todos. Es agradable detenerse en el bosque verde y ver al sol viajando en su carroza de oro y a la luna en su carroza de perlas. Es muy dulce el aroma del espino, y también son dulces las campanillas azules que crecen en el valle y los brezos que florecen en el collado. Sin embargo, el Amor es mejor que la vida, y, por último, ¿qué es el corazón de un ruiseñor comparado con el corazón de un hombre enamorado?
De “El Ruiseñor y la Rosa”. Oscar Wilde
“Y mi corazón sufre las desventuras de un corazón hueco, invisible... que lucha por amar, sin llenarse del gozo que significa el amor”.
La otra noche tuve un sueño. En él, había un hombre. No sé de donde salía, pero era medio conocido de mi hermano. En el sueño, aquel hombre me besaba, y yo sentía sus labios resecos, rasgados y agrietados... e intentaba suavizarlos con mi saliva y mi lengua, y lo besaba largamente... pasándole la punta de mi lengua lentamente por sus labios... y eran ésos, unos besos deliciosos, sin llegar a ser eróticos. Eran dulces, suaves, tiernos.
Aquel hombre debía irse pero quería volver, y yo, quería que volviera... y pensaba que nada diría, que nada haría para precipitar las cosas (como tantas veces he hecho, pues mi impaciencia es atroz). Me comportaba silenciosa... sólo esperando el momento que él decidiera volver... y volvía. Y nos besábamos. Sus besos encerraban tanta ternura, tanto amor, y a mi me gustaban tanto.
Desperté con una extraña sensación, y sentí que talvez ese día me toparía con ese ser que quiero encontrar. Me sentí contenta, como si en algún lugar del mundo hubiese alguien que soñara conmigo. Estaba tan animosa, que cuando subí al bus, me dije, mira quien está a tu lado, que puedes ver a este hombre en cualquier lugar y si no estás atenta lo dejarás pasar...
Y me pregunto, ¿de qué sirve la vida, si no hay amor? Y el ruiseñor sacrificó su vida por amor. Y quiso que aquel enamorado entregara la rosa roja, nacida del rosal y teñida con su sangre y murió con la esperanza de que aquel amor se concretara. Espero tener mejor destino que el ruiseñor, y no morir en el intento.